¿Qué hace especial nuestro café?

Un café con alma de pueblo

Abrir un café en un pueblo no es solo montar un local. Es crear un punto de encuentro en el centro de la vida cotidiana. Es levantar la persiana con la esperanza de que alguien encuentre allí un refugio, una buena mañana o una conversación inesperada. El Cafè Vilanova nace con esa intención: ser un espacio de calma y buen gusto, donde desayunar con tranquilidad, sentarse en la terraza a ver pasar el día, compartir una tapa o tomar un café que reconforte.

Desde el primer momento tuvimos claro que queríamos crear un ambiente cálido y acogedor. Un lugar con madera, plantas, detalles cuidados y luz natural. Un espacio sencillo pero pensado para que todo el mundo se sienta a gusto: solo, en pareja, con amigos o con la libreta en la mano. Para leer el periódico, hacer planes o no hacer nada.

Nuestra carta es corta, honesta y casera. Nos gusta trabajar con productos de calidad y, siempre que podemos, de proximidad. No buscamos sorprender con platos complicados, sino ofrecer recetas que apetezcan, que abran el apetito y que se disfruten sin prisa. Por eso encontrarás tapas para compartir, platos que cambian según la temporada y esos sabores que nunca fallan.

También cuidamos los desayunos (aunque no formen parte de la carta formal): croissants recién hechos, bocadillos calientes, zumos naturales, cafés con buen cuerpo… porque empezar bien el día lo es todo.

Y si hay un lugar que define el alma del café, es la terraza. Grande, abierta, llena de plantas y de momentos. Aquí las horas pasan más despacio, las cervezas se toman frías y las sonrisas se alargan.

Gracias a todos los que ya habéis pasado, a los que venís a menudo y a los que aún estáis por descubrirnos. Nos encontraréis cada día (excepto los martes), con ganas de haceros sentir como en casa.

Porque, al final, lo que hace grande un café… es la gente que se sienta en él.

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